Esta trama “circular” ha motivado varios expedientes sancionadores de la CNMV porque no se cumplía la obligación de información y protección al inversor y porque existía un clarísimo conflicto de interés. Posteriormente ha dado lugar a varias demandas civiles y hasta denuncias penales a los fundadores y responsables de la sociedad.

La realidad es que Q-RENTA “colocaba” valores de riesgo de empresas que ellos mismos dirigían y controlaban sin avisar debidamente y con una más que deficiente información a sus clientes, que creían invertir en “carteras conservadoras”.

De esta forma Q-Renta captaba fondos para empresas que no eran interesantes para los inversores (del Mercado Alternativo Bursátil) cobrando de las dos partes y de la intermediación y de las empresas destinatarias del dinero, alterando el normal funcionamiento del mercado, afectando a  la liquidez de los valores, y enriqueciéndose a costa de miles de pequeños inversores, particulares y empresas, que han visto como se pierden sus ahorros porque, contra sus indicaciones y necesidades, estaban colocados en productos de altísimo riesgo.